Cesta
0
$0,00
Lo cierto es que recién entiendo la promesa que hice ante Dios.
Pronuncié mis votos como si la vida no pereciera.
Juré amarte hasta hoy;
día que una caricia fría y un beso ausente
se convierten en sellos de una eternidad que se desvanece.
No quiero el paso de los años desgarrando el hipocampo.
No quiero la inadvertencia de lo que fuimos.
¿Acaso la buganvilla no lucha por persistir?
¿A dónde irán las penas y alegrías?
Aquellas que treparon por este árbol de hojas secas.
Arrepentida me siento
mi amor por ti no ha muerto
déjame decir otra vez acepto.
No haya en este ocaso
óbito entre nosotros.
Por Estefanía Hernández