Cesta
0
$0,00
En memoria a Teresa Willms Montt
Un rayo de luz golpea mi mano,
acariciándome,
siento mi sangre efervescente
bajo el sol.
En un lienzo de satén
envuelta en suave abrazo,
me acerco a la ventana,
donde el prado se despliega,
sin ataduras ni cadenas.
Desprendo la sábana de mi piel,
me ofrezco desnuda en sacrificio,
frente a su grandeza y esplendor,
un escalofrío me recorre,
y el presente me agolpa.
Hay un hombre distante en la cama,
un ser del rebaño,
en la estación fría de la indiferencia,
tras su arrogante verano de testosterona.
Empiezo a concluir en silencio,
que he cometido un error,
lo que ayer me hizo sentir libre,
ahora se convierte en mi prisión.
Por Estefanía Hernández